
La semana
pasada estuve en un conferencia en el corazón de Irlanda, y
Catherine Buckley dió una charla increíble acerca de cosas
cotidianas que contaminan nuestros acuíferos.
Es
difícil de creer, pero a veces hacemos las cosas por rutina, por
tradición, por mil motivos sin pararnos a pensar en sus
consecuencias. ¿Has pensado que ocurre con la descomposición de los
cuerpos y los ataúdes es los cementerios?
Una
gran mayoría acaba en los acuíferos que suministran las aguas de
las urbes, ya que siempre los cementerios están a las afueras de
las poblaciones. Tristemente no se puede realizar el control en las
aguas de todos los elementos químicos existentes, pero si se hiciera
nos llevaríamos una no muy agradable noticia.
Pero después de tanta reflexión porque no dar vida después de la muerte. Porque no ser algo más de lo que los cristianos declaran, Polvo eres y en Polvo de convertirás.
Como
cantaba Chambao, ”En el cambio está la evolución”, y por eso os
presento este producto cuanto menos curioso y medioambientalmente
hablando respetuoso.
Yo
veo una bonita forma de irse, dejando una parte de ti creciendo,
tomando parte de tu vida. Y ahora con este novedoso invento
incluso contribuimos con el medio ambiente, cuanto menos poético,
queriendo dejar un mundo mejor a nuestro seres queridos. Aunque
siempre con el deseo de utilizarlo cuanto más tarde mejor.
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